Victoria suspiró. Aquella situación era para ella como un embarazo adolescente: totalmente inesperado y jamás piensas que te pueda tocar a tí.
Se removía intranquila junto a la farola en la que había quedado en esperar al memo pervertido... Alexandross. Aún admitiendo que él despertaba su curiosidad, también era cierto que la sacaba de sus casillas con una facilidad insultante, y tan sólo esperaba que la "cita" no acabase saliendo en lso periódicos como un asesinatpo en masa o una masacre en un fino restaurante. Bueno, vale, lo del restaurante fino sí lo esperaba. Al fin y al cabo, era una cita.
"No estoy segura de haber elegido bien la ropa..." pensó dudosa. "Tal vez debí haberme puesto algo más normal... más del tipo de lo que llevo siempre... sí, claro. No seas tonta, Vic. Un traje de combate no es apropiado para una... glub... cita."
La misma palabra le sonaba tan rara aplicada a ella misma como el nombre del octavo día de la semana. Apoyada en el cuerpo metálico de la iluminación, veía a la gente de Mercado Muro ir y venir en una divertida agitación. Abundaban las parejas jóvenes y los niños que aprovechaban las útlimas horas de juego antes de ir a casa.
Y ella era un manojo de nervios. Y de bochorno. Todavía le aleteaba por la cabeza el recuerdo de la reacción de su abuelo cuando supo que tenía una cita. No podía olvidar el alborozo. Ni las lágrimas. Y por supuesto las palabras cliché de "Ay, te estás haciendo una mujercita". Resoplando, había murmurado algo así como que cinco años más de apariencia le hubieran convertido en más mujer que esa cita, antes de intentar (infructuosamente) escaquearse por la puerta de la trastienda del "Club Saucer". Eduardo no lo había consentido, y la cuestión se había zanjado en una tarde entera de compras eligiendo ropa, zapatos, accesorios y maquillaje. Así a bote pronto, Vic tenía la impresión de ir disfrazada.
Y no en el mal sentido, por supuesto. El vaporoso y elegante vestido lila se ajustaba perfectamente a su cuerpo y le otorgaba un aire sofisticado, a la vez que hacía juego con su ojo izquierdo. Carecía de mangas, sustituídas por tirantes que se cruzaban en su espalda, y dejaba un sencillo y no muy abierto escote en V. Las torneadas piernas quedaban al descubierto hasta cinco centímetros por encima de la rodilla en el lado derecho, bajando en diagonal hacia el izquierdo donde la rodilla sí quedaba cubierta. La ropa interior, adquirida con una inmensa cara de vergüenza, poseía el interesante detalle de tener relleno, lo que simulaba unos centímetros de pecho en el torso apenas ondulado de la joven. Y las elegantes sandalias negras de tiras cruzadas y un poco de tacón alzaban su por lo demás baja estatura. Un par de juegos de pulseras plateadas, un anillo de dragón del mismo color y pendientes a juego completaban el conjunto (aunque su garganta desnuda deslucía ligeramente el cuadro general, no había podido permitirse comprar uno adecuado. Vic y Edu no nadaban en la abundancia precisamente, y de hecho gran parte del atuendo había sido comprado en el propio Mercado Muro, por lo que no era precisamente de marca).
Dado que el frío no parecía ser un problema aquella noche, y que no tenía ningún abrigo adecuado, Vic renunció a ponerse nada más. Una capa vieja le ayudó a llegar hasta la zona concretada para el encuentro sin ser asaltada.
Nerviosa en extremo, esperaba a su acompañante, Vic jamás había tenido preocupación alguna por su aspecto, así que era la primera vez que sentía ese regustillo de "Le gustará mi vestido?". Tampoco estaba acostumbrada a llevar ropa tan elegante, y temía tropezarse con los tacones si andaba mucho. Pero sobre todo, le preocupaba los comentarios que podían suscitar. Al fin y al cabo, su cara de niña no podía ocultarse con rellenos... pese a la gran labor combinada de maquillaje entre ella y Ed.
"No le va a gustar, no le va a gustar..." rumiaba angustiada. Antes de que tuviera tiempo de preguntarse qué demonios le importaba a ella lo que le gustase o no a ese presumido, una moto que hubiera hecho las delicias de más de ex-integrante de la banda de Isabella se detuvo ante ella con un ronroneo de motor. Sobre aquella preciosidad cromada en negro, plata y algunos toques de gris oscuro, en pose arrogante y seguro de sí mismo, estaba Alexandross. Llevaba unos pantalones negros y una cazadora de cuero, negra con remaches metálicos, que al ser retirada dejó ver una camisa de un deslumbrante blanco. La llevaba por fuera de los pantalones, con los dos primeros botones superiores e inferiores desabrochado, así como los de los puños, anchos y con pico. Un colgante plateado en forma de ala (sencillo pero indudablemente caro... seguramente marca Vicerey, calculó más de una chica mirando embobada) colgaba de un cordón de cuero negro, y algunos anillos relucían en sus dedos. Llevaba el pelo azabache alisado y ligeramente despeinado por el viento... no se había resistido a quitarse el casco durnate la parte final del trayecto. Su sonrisa presuntuosa lo atestiguaba.
Con pose de chico guay, se pasó una mano por el pelo y se acercó a Victoria, ignorando olímpicamente a las nenas que prácticamente lo devoraban con los ojos. Incluso la asesina tuvo que reconocerlo: era apuesto. El chaval tenía un cuerpazo y sabía como sacarle partido. Muy a su pesar se descubrió a sí misma mirándolo con las mejillas levemente ruborizadas. Y cabe destacar que "levemente", en una piel blanco albino como la suya, se traducía en algo bastante notorio.
- Vaya... estaba seguro de que iba a recoger una princesa, pero no pensaba que sería la de los ángeles.- fue su galante saludo, mientras tomaba la pequeña mano de Vic y se la llevaba a los labios para obsequiarle un beso.- Estás preciosa... casi no te reconocía. Aparentas más edad.-
- A... anda ya.- susurró ella, todavía roja e intentando mostrarse despectiva (fallando miserablemente).- Eres un cursi.-
- Y tú el sueño de cualquier chico esta noche.- la halagó él con su sonrisa traviesa.
Maldición. Aquello empezaba a afectarla más de lo que deseaba admitir. Vamos, Vic, contrólate, es sólo una cita obligada, el pago de una apuesta y nada más... y si te late tan rápido el corazón es por los nervios, claro que sí, no es por otra cosa, es por la tensión...
Alex, por su parte, estaba divirtiéndose de lo lindo con la turbación de la chica. Y deleitándose la mirada. No mentía cuando dijo que esa noche Victoria aparentaba más edad. El maquillaje, la ropa y los tacones habían obrado el milagro: uno podría haber dicho que se trataba de una quinceañera comenzando a desarrollarse. Con un poco de imaginación, podría ser una damita de diecisiete años poco crecida.
Vale, con mucha imaginación. Pero eso a él le daba igual.
Aunque, siendo como era el sitio donde pensaba llevarla, mejor así. Aparentando ella más y él menos, a nadie le extrañaría que saliesen juntos como una pareja. No obstante, si hubiera extrañezas no habría preguntas indiscretas. Ventajas del dinero, de la posición social y de la fama de aficcionado a las jóvenes aniñadas que Alex se había forjado.
- Sin mentiras, estás deslumbrante.- intentó relajarla un poco. Realmente esperaba que Vic disfrutase de la cita... al menos lo suficiente como para concederle otra.- Si te fijas en las miradas de la gente, verás que ellos también piensan que eres mayor...- la tomó delicadamente de la barbilla para girar su rostro hacia los transeúntes.- Tan sólo observa.-
- Lo... lo que la gente piense me da igual!!!- exclamó ella recobrando un poco de su fiereza habitual.- Espero que me lleves a un sitio decente.- sonrió con seguridad.- No concedo una cita a cualquiera.-
Alez sonrió, disfrutando del juego.
- Bueno, en un principio pensé que te hubiera gustado ir al Doors of Heaven... tengo entendido que hubo un asesinato el otro día, y como el tema te fascina tanto...- silabeó inocentemente.
Tocada y punto para el capullo. Victoria entrecerró los ojos fingiendo desdén, pero no pudo evitar que una risa temblase en la comisura de sus labios.
- ... pero como hoy tengo ante mí a una princesa refinada, he decidido que nos vamos al "Rincón del Gourmet". Es un restaurante exclusivo en la avenida Las Acacias. Te gustará.-
Victoria asintió, poco convencida. Si el sitio era lujoso y de clase alta, como bien se temía por el nombre, iba a cometer más torpezas que un carnicero novato ayudando a un forense. Iba a sentirse mal, lo presentía.
Su presentimiento, fue acertado, aunque no el motivo.
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Abrazada con todas sus fuerzas a la cintura de Alex y con un casco protegiendo su cabeza, la joven asesina temblaba, y no precisamente de frío, con los ojos bien cerrados e intentando no gritar.
Para cuando llegaron al lugar y se bajaron de la moto, poco le faltó para no devolver. Si bien no tenía nada en el estómago que pudiera echar.
- Podrías haberme avisado...- suspiró entre jadeos.-... que el sitio es... ahhhh... estaba sobre la placa.-
- Mis disculpas. Ignoraba que el cielo abierto te sentase tan mal. Falta de costumbre, supongo. ¿Te encuentras bien?- preguntó solícito, pasando un brazo por la fina cintura de Victoria y estrechándola suavemente contra sí para calmarla.
- No es el cielo abierto...- contestó entrecortadamente, demasiado agotada por el susto como para enfadarse.- Agradece haberme traído de noche, porque siendo de día no respondo de mis actos.-
Alex puso cara de no entender nada, Vic frunció el entrecejo. No tenía ganas de explicarle que, por ser hija de una mujer albina, ella había heredado un fuerte sensibilidad hacia la luz. Por eso, para ella vivir bajo la placa no era un sacrificio, si no un alivio. No quería imaginarse el suplicio de vivir a pleno sol. Además, si tantos informes había leído, seguramente ya lo sabía.
Victoria se sonrió. No, no lo sabía. Porque el moreno había mentido.
Sin quitar su brazo de la cintura de ella, y tras haber dejado la moto asegurada, Alex entró en "El Rincón del Gourmet" como si fuese el dueño y dio su nombre a un mâitre de cabello y bigotes grises retorcidos en una perfecta espiral, que los saludó con rimbonbancia y los condujo a la mesa más elegante que la asesina hubiera visto en su vida. Un mantel en tono melocotón suave con un sobremantel granate, dos estilizadas velas blancas en atírticos pies florales, tres copas de diferente tipo y fino crital y dos pares de cubiertos de (podía jurarlo) plata enmarcando dos platos de porcelana exclusiva de Wutai uno encima de otro para cada comensal, una servilleta a juego con el mantel por cabeza y una exquisita cesta con diversas clases de pan.
Alexandros, todo caballerosidad, apartó la silla de Victoria para que ella pudiera tomar asiento, muy cohibida por el lugar y los clientes (vestidos con carísimos trajes y espectaculares joyas), quienes lanzaban miradas de reojo a la joven pareja. Algunos de ellos, como los Bruscia o los Vassaly, ya conocía al joven de Castro e Andrade e hicieron sutiles gestos de saludo, levantando las copas y sonriendo con condescendencia. Aunque Alexandross Rui tuviera fama de ser la oveja rebelde de la familia, seguía siendo un niño rico adorabo por unos progenitores que había ganado tiempo ha su status y su fortuna... heredada a su vez de bastardos igualmente ricos y de alta cuna. Como todos ellos, por otra parte. Y dado que su aficción a chicas jovencitas era conocidas en los círculos de cotilleo de la alta sociedad, a nadie le extraño la delicada y diminuta trufa de chocolate que estaba sentada a su mesa.
Sentados uno frente al otro, ojeaban la carta: Alex con el gesto despreocupado de quien ya se sabe de memoria el menú y Vic con la intesnsidad de un crítico gastronómico. En realidad, intentaba conceentrarse en desentrañar los exóticos nombres de los platos... y estaba segura de que, por como lo pintaban, "Calimari" no era calamar.
- Te recomendaría que probases el filete de chocobo... es sencillamente delicioso.- le aconsejó él con voz seductora y hechicera.- Una de las especialidad de la casa. Algo me dice que no eres vegetariana, princesa.-
- Aciertas una vez más... y empiezo a preguntarme de dónde sacas tanta información.-
- Ya te lo dije, leí cierto archivos confidenciales que...-
- Mentira. Tú lo sabes y yo también. Ni siquera con todo tu poder de niño pijo y enchufado hubieras leido unos informes clasificados como TOP SECRET... y menos aún cuando esos informes se perdieron en el incencio.- Victoria apartó la carta y lo miró directamente a los ojos, apoyando su barbilla en sus manos entrecruzadas.- Lo que sabes de mí lo has sacado de otra fuente, y quiero saber cual es.-
- Me has pillado.- sonrió malévolamente Alex.- Eres muy lista. Pero tú también mientes. O me engañas. "No existence" no se habría comportado del modo en que tú lo has hecho. No aceptaría un reto, si no que me hubiera eliminado nada más saber que conocía su secreto, y no habría acudido tan legal y honestamente al sitio de duelo. Me hubiera emboscado para silenciarme. No actuaste en tu línea habitual, cosa que debo agradecer, y yo también deseo concoer tus motivos, princesa.-
Los ojos verdes desafiaron al par morado y dorado, pero no con agresividad, si no con deseo y ansia.
Un amable camarero con smoquin y delantal rompió el silencio preguntando amablemente las peticiones de la pareja. Alexandross ordenó su cena habitual en el local, bogavante de Costal del Sol acompañado por una exclusiva guarnición de verduras de Kalm y pain-aux-algues, mientras que Victoria se decantó por una chuleta poco hecha de moguri con arroz blanco, importado desde Wutai. En deferencia a su acompañante, el joven quiso declinar el oferta de un vino Gran Reserva, pero ella insisitó en que no debía privarse por hacerle un favor, y solicitó una copa para él y un zumo de nuez Zeio para ella. Entrantes, sopas y demases quedaron a cargo del chef, que, como muy ostensiblemente recalcó Alex, debía soprenderles con su ciencia culinaria.
Con la bebida delante y la comida en camino, la conversación se reanudó al abirgo de oídos indiscretos, pues las mesas estaban estratégicamente dispuestas apra que lso comensales de las mismas hablasen sin molestarse unos a otros. Ventajas de los locales chics, pensó Victoria.
- Alguien debe empezar la ronda de confesión.- sonrió.
- Yo inicié este asunto, así que es justo que yo comience.- la respuesta Profident de él no se quedó atrás.- Tu caso empezó a interesarme desde que oí hablar de el por primera vez. Un misterioso asesino en serie, que realizaba crímenes prácticamente imposibles en habitaciones cerradas donde un adulta jamás hubiera podido entrar... y que casualmente sólo atacaba altos directivos de SHINRA. Y siempre variando su modus operandi.- hizo girar la copa entre sus dedos.- Mi pregunta era... ¿por qué? ¿Y quién? Los lugares elegidos como escenario del crimen mee llevaron a suponer que el famoso "No Existence" vivía bajo la placa, pero eso fue todo. Nadie parecía saber nada, ni siquiera en los suburbios. Entendí que sólo buscando en persona encontraría una pista... recorrí de cabo a rabo varios sectores bajo la placa sin hallar nada más que rumores e hipótesis,a cada cual más loca.-
Se detuvo unos intantes para degustar el vino en un pausado sorbo. Diversos entrantes como embutido selecto y canapés extravagantes fueron servidos sobre la mesa. Ambos picotearon los preparados, él centrándose en sus favoritos y ella probando fascinada cada plato, experimentando los nuevos sabores.
- Decidí recopilar toda la información que la prensa y los diversos cuerpos de vigilancia tuvieran sobre tí, si bien algunos expedientes quedaban, como bien decías, fuera de mi alcance. Gracias a ellos puedo restringir la zona de búsqueda y hacerme una idea más concreta de cómo selecionaba y acechaba el asesino a sus víctimas. Pero de su aspecto, ni la más ligera sombra.- negó con la cabeza, sonriendo para sí.- En todo caso, jamás imaginé a una niña tan preciosa.-
- Pervertido...- musitó Vic entre dientes.- Entonces fue cuando fuiste a Mercado Muro, ¿verdad?-
- Tu inteligencia me fascina y me encanta, princesa.- repuso él guiñandole un ojo de manera tan seductora que algunas damitas de alta sociedad, sentadas en otras mesas y menos afortunadas en cuestión de acompañantes, lanzaron un suspiro colectivo.- Sí, fue en ese momento cuando comprendí que, si había algún lugar de tránsito obligado para quien busca vicios en los suburbios, era ése. Y una noche, cansado de buscar, entre en un adorable local... el "Club Saucer", estoy seguro de que te suena.-
La mirada de sorpresa y alarma de la joven fue su mejor rescompensa y estímulo para continuar.
- Mientras descansaba en una mesa, me fijé en una vieja caja de cartón olvidada sobre un estante. No tenía nada que hacer y el periódico me aburría, así que decidí curiosear y la cogí. Lo que había dentro puede traducirse como el mayor tesoro de un buscador. Documentos oficiles, un diario de experimentación... y notas personales de tu madre.-
Alex había dicho esto último con sumo cuidado, ante el cambio que sus palabras iban efectuando el la mirada y el rostro de Victoria. De impasibles pasaon a llameantes, para luego congelarse en una fría cólera y en un intenso dolor. Ella sólo había visto y leído una vez esos escritos, pero no necesitaba más. Eduardo, aterrado por la reacción de su nieta adoptiva al conocer aquella información, habia decidido sepultarla en el desván para que no volviera a sufrir releyendo el pasado. Ahora que se acordaba, su abuelo le comentó algo sobre una limpieza casera hacía un par de meses... ¿o un mes? No le había rpestado atención al tema y ahora lo lamentaba.
- Así descubriste mi secreto.- comentó con voz rota, vacía. Sus ojos se clavaron en el plato y no volvieorn a alzarse hasta que el camarero retiró los entrantes y trajo la sopa, humeante y de delicado aroma. Alex respetó su silencio, mientras la contemplaba con preocupación y... algo más.- Mi pasado... y lo que soy.-
- Sí... y fue una revelación.- asintió él, mientras cataba su plato. Entre otros sabores distinguió champiñones, aceite, orégano, albahaca y cebollitas; Victoria tampoco puso mala cara al placer gustativo.- Aunuqe aparentemente sin relación, entendí que aquellos escritos estaban describiendo algo... algo inconmensurable, que nadie imaginaría. Pero que de existir... los papeles daban el motivo para matar a gente de SHINRA. Venganza. Y si lo que ponían era veraz, si realmente existía una criatura con una mente adulta en un cuerpo infantil, entonces esa criatura disfrutaría de ventajas insospechadas. Nadie sospecharía de ella, Podría entrar por sitios inpracticables para cualquier otro.- sonrió de nuevo.- Quizás mi obsesión con "No existence", que me hacía tenerlo todo el tiempo en la cabeza, ayudo a que buscase una relación entre él y aquellos papeles, pero la cuestión es que, cuanto más lo pensaba, más lógico me parecía. Volví varias veces al "Club Saucer" y tuve ocasión de verte. Aunque finjes muy bien, a veces tus ojos, o tu manera de moverte, delatan que no eres una niña y que has recibido algún tipo de entrenamiento físico.-
Victoria le devolvió la sonrisa, internamente llena de admiración.
- Supiste atar muy bien los cabos. Y tuviste suerte. Mi enhorabuena.- aplaudió con discrección. Su expresión se volvió peligrosa, aunque no dejó de sonreír.- ¿ ahora qué? ¿Por qué ese estúpido reto? Podrías haberme apresado, denunciado a SHINRA mi existencia...-
- Porque no te mentí, Victoria.- era la primera vez en toda la noche que él pronunciaba su nombre... y también que la miraba tan intensamente. Que ella supiera, al menos.- Realmente entiendo por qué haces lo que haces. Y te apoyo, te admiro... me interesas. Tal vez mucho más de lo que imaginas. Quiero estar a tu lado, y no puedes negarte. Soy el único, fuera de tu abuelo, que sabe tu verdad. No vas a rechazarme porque sabes que, en el fondo, pocos entenderán y aceptarán como yo lo que eres.-
- Estás muy seguro de tí mismo... ¿y si yo prefiriese la soledad?-
- Si la prefirieses...- dejó que la pausa se alargara dramáticamente.- ... me habrías matado aquel día en el cementerio de trenes.-
Victoria tomó su copa y bebió sorbor de zumo para hacer tiempo y digerir el impacto. Aquella situación era totalmente nueva para ella y no sabía cómo reaccionar, con sus puntos de orientación perdidos. Era consciente de que su autoimpuesta reclusión había dado como resultado una nula capacidad para relacionarse con los demás, y ahora tenía miedo. Miedo de equivocarse.
- Ahora es tu turno... explícame por qué el sanguinario "No existence" me perdonó la vida y aceptó la apuesta... sabía que tu honor te haría cumplirla, pero sinceramente, esperaba que intentases matarme.-
- Porque quiero cambiar.- confesó ella, mirando hacia abajo.- Llevo años dedicada sólo a mi venganza, que es también la de mi madre, mi padre y aquellos a los que SHINRA torturó. Soy una aberración que no tiene cabida en este mudno, porque los humanos sólo aceptan algo cuando ellos peuden tenerlo o comprenderlo. La juventud eterna es el sueño de muchos, pero precisamente por eso no soportarían la existencia de alguien que la tuviera. Porque ellos no la tienen.- apretó los párpados para tratar de contener las lágrimas.- Cuando comprobamos que mi crecimiento se detuvo y que estaba condenada a quedarme tal cual, se destrozó mi vida entera. Me alejé de mis amigos de infancia, me aparté del mundo y me centré sólo en entrenarme para lograr, algún día, la venganza. Nadie debía saber quién era yo, o mi verdadera edad. Debía permanecer escpndida. Y con el tiempo, me acostumbré.- contuvo un sollozo. Relatar en alto su historia hacía que ésta cobrase una nueva forma, y desahogaba su corazón, congelado durante tanto tiempo.- Me volví insensible y fría, como corresponde a un asesino. Y rompí cualquier contacto con la vida normal, salvo mi abuelo.-
- ¿Cuál fue?- preguntó idolentemente Alex.
- Qué?-
- Si las cosas estaban verdaderamente como las describes, tuvo que ocurrir un evento muy gordo para abrirte los ojos. ¿Cuál?-
Volvieron a desafiarse con la mirada, altivos, arrogantes, y a la vez dependientes de las palabras del otro.
- El Meteorito.- fue la sencilla respuesta.- La noche que apareció visible en el cielo, tomé conciencia de una posible muerte cercana. Entendí que quizás un día todo acabase y yo habría dedicado mi vida únicamente a matar y a vengarme sin dar cabida a nada más. Pero también pensé que aún quedaba tiempo para cambiar eso.- suspiró, lenta, tranquilamente. Con ese gesto se fueron sus recticencias y, en cierto modo, su dolor.- Decidí cambiar, abrirme al mundo. Y juré que si se presentaba una oportunidad, una sola, de que alguien me aceptase sabiendo la verdad, la aprovecharía. Entocnes, tú apareciste y desvelaste que conocías mi secreto. Acepté el reto por orgullo y por... por si algo pasaba.- esbozó una sonrisa maliciosa y divertida.- Y mirá, síq ue pasó. Acabé enredada en una cita con un pervertido acosador de menores.-
El chascarrillo arrancó una carcajada a Alex, que olvidó incluso protestar alegando que no eran las menores las que le gustaban.
- Así pues... ¿a partir de ahora dejarás que te acose y conocerás más gente?-
- Sí... pero no dejaré mi venganza sin completar. Compatibilizaré ambas cosas por muy difícil que sea.-
- Así lo espero... si no, no serías tú.- Alex se inclinó hacia ella, tomándola de la mano.- Mi preciosa Victoria.
El consecuente rubor y las risas del joven sirvieron de interludio para el cambio a los platos fuertes, el bogavante y la chuleta.
Ahora, mutuamente sincerados, los dos se sentían más relajados y cómodos, listos para conversar temas más intrascendentes y, a la vez, tan importantes para unir a dos personas con un lazo de amistad, afecto o...
- ¡¡¡¡QUIETO TODO EL MUNDO O APRETARÉ EL BOTÓN!!!!!-
Su afable y recién comenzada charla se vió interrumpida por el grito y el murmullo de varias voces ahogadas por el meido. Muchos comensales (aquellos que no se habían desmayado) clavaban unas miradas horrorizadas y temerosas en el loco zarrapastroso que acababa de entrar en el local sin que el mâitre hubiera podido frenarlo.
El hombre tenía el pelo escrespado, revuelto y sucio, manchas y ronchas decorando su piel enfermiza, cuarpo esquelético, ojos iluminados por la locura, o las drogas, o quizás ambas cosas, y expresión de fanático peligroso. Se había despojado de la larga gabardina que le ocultaba al entrar, dejando ver unos andrajos sobre los que lucía un tremendo cinturón de explosivos, unidos por un cableado a lo que parecía un mando con interruptor de tiempos pretéritos. Sobra decir a quién pertenecía la mano que sostenía el mando.
- El Plantea ha sido condenado por Dios... ¡¡¡por vuestra codicia y vuestros vicios, que manchan Su creación!!!! En Su bondad os ha perdonado hasta hoy, pero ya no más. ¡¡¡¡Habéis condenado a la Humanidad entera!!!!- el hombre farfullaba con voz enloquecida pero firme, mientras hilillos de babas y espuma escapaban por la comisura de sus labios.- ¡¡¡Meteorito se acerca por mandato de ÉL, para que seamos todos purificados!!!! ¡¡¡Jajajajajaa!!! ¡¡¡La Humanidad se ha condenado por sus vicios, y sois vosotros, carroñeros, chupasangres, bastardos impíos, vosotros habéis sido los peores!!!!! ¡¡¡Vuestra inmundicia y vuestra hipocresía Le han disgustado y Su bondad acaba!!!! ¡¡¡Ahora todos moriremos!!!! ¡¡¡Jajajajajjaa!!!! ¡¡¡Yo os purificaré!!!! ¡¡¡YO OS...!!!-
Un sonido de disparo interrumpió el discurso por unos instantes antes de que un grito lo continuara.
- ¡¡¡¡¡¡¡¡OHDIOSJODERCOMODUELE!!!!!¡¡¡¡OHDIOSDIOSDIOSMIMANOMIMANOMEHAVOLADOLAMANO!!!!-
Mientras el personal de seguridad del restaurante reducía al berreante y recientemente manco fanático, ahora inofensivo al carecer de mano con la que pulsar el bamboleante interruptor que colgaba de su cintura, Alex guardaba su Aegis con total tranquilidad.
- Buen tiro.- comentó indolentemente Victoria mientras tragaba con educación.- Y no le has dado al mando, se nota que eres un profesional.-
- Me hubiera gustado meterle otro en la cabeza, pero los reflejos autmáticos de lso cadáveres son una molestia que podrían haberle hecho pulsar el botón.- asintió Alexandross. Por la calma que ambos manifestaban, parecía que estuviesen hablando del tiempo.
- ¿Ves? Son idiotas como estos los que me recuerdan por qué quiero seguir vengándome.-
- ¿Por la estupidez humana a la que representan?-
- No. Porque en el fondo su discurso, aplicado con lógica, tiene razón.-
miércoles, 3 de diciembre de 2008
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8 comentarios:
Lo más evidente es que las prisas te han comido la ortografía. Hay palabras mal "telceadas" por todo el texto. Por lo demás, tiene sus más y sus menos. He visto un par de esos detalles de otros relatos que mencionabas, y algunos son halagadores. Hay cosas que se podrían corregir y otras que se podrían hacer mejor, pero apruebas cómodamente.
(No recordaba que Victoria tuviese un ojo de cada color. Púrpura y dorado, además... Que marysuesco por tu parte)
La escena final queda un poco "yeah baby!" pero bueno.
Lo que más molesta son las faltas, que de ser pocas se pasan, pero al estar por todas partes distraen de mala manera.
Victoria se me hace monísima cayendo en esos pensamientos tan femeninos de "le gustará?" aunque intente reprimirlos :3 Ais la niña se nos va! SE NOS VA! ~~(>n<)
Habrá 2ª cita?
Reiterar el apartado de la ortografía, que siempre juega malas pasadas.
La escena del final es un poco... No sé, al estilo de una película donde aparece el malo de golpe y el bueno, con toda su habilidad, acaba con él de manera elegante y se lleva a la chica. Gusta, pero queda artificioso.
Yo tampoco recordaba que Victoria tuviera un ojo de cada color. Me suena que ella tenía el pelo de tres colores diferentes, pero nada más.
Por mi parte, apuesto a que no sólo habrá 2ª cita, sino que habrá 3ª y quizás una 4ª...
Si repasáis los relatos anteriorews, y concretamente el primero donde Vic aparece, comprobaréis que siempre tuvo un ojo de cada color (cosas de la manipulación genética a un pobre feto indefenso... y no, no es marysueismo).
La ortografía sigue siendo mi punto flaco, ya que rara vez tengo ocasión de releer mis relatos antes de mandarlos, y consecuentemente se me cuelan >.< tengo que descubrir como poner el corrector automático en el Wordpad!!!!
Sobre si habrá segunda cita o no... jejeje, es un secreto ;) aunque no parece que les vaya mal. ¿Verdad? Alex es un prepotente excesivamente segurode sí mismo, pero precisamente esa seguridad es lo que hace vacilar a Victoria.
Y la escena final, bueno... aparte de un toque gracioso y un pequeño homenaje a otro relato, era más que nada para dar pie a la frase final de Vic. ¡A Alex aún le queda mucho camino por recorrer para llevarse a la chica! Y claro, con Meteorito zumbando por ahí, proliferan los fanáticos.
Por lo demás espero que os gustase XD y os reto a descubrir todos los homenajes incluídos: uno de ellos es tan antigup que prometo un pequeño premio al que lo adivine.
Bikos!!!
P.S: esta mañana he repasado el relato y corregido las faltas, lo enviaré en breve para que sea reposteado ^^.
Lo que si tiene para repasar las faltas es blogger, así que si quieres, te regalo una cuenta de gmail, y tu misma lo subes y lo corriges.
Y no te confundas, aunque la historia avance y vaya teniendo gracia poco a poco, los marysueismos desbordan.
Te recuerdo que saqué menos puntuación en el test de marysueismo que tú ¬¬ así que yo que tú no hablaría tan alto... y por cierto, claaaaaaaaaaaro, vic y yo nos parecemos taaaaaaaaaaaaaaantoo... dos gotas de agua, oye.
¿Donde está el test de marysueismo que lo quiero hacer?
Lo que yo he visto en el relato, faltas tipográficas aparte, es que hay como dos extremos. Uno es el lujo del restaurante y lo guay o elegante de las vestimentas de ambos, y otro es el aspecto chabacano del telepredicador suicida. Choca mucho, es todo sin termino medio. Imagino que tal era tu intención.
Aun así, creo que hay descripción demasiado extensa. Para mi gusto te explayas en detalles innecesarios, sobre largos de faldas y puños de camisa lo que hay en la mesa o... concedería una sola descripción detallada de un punto (por ejemplo, la mesa) si puede dar una visión general del conjunto. Pero tanto... no sé, se me hace pesado. Pero bueno, es porque a mí personalmente las descripciones no me emocionan en ningún autor.
Pasando por alto marysues y garystues y esas cosas, hay un detalle de Vic que... no sé, creo que en el momento "confesión" se habría mostrado más fría, o al menos así lo interpreto por la evolución del personaje. Tantos años aislada deben haberla hecho bastante inmune a según que emociones que habrá tenido que controlar y suprimir; y volver de nuevo a un nivel emocional estándar no es tan sencillo.
Tú la conocerás mejor que la has ;parido; pero esto es lo que me parece a mí como lectora.
Morgana, desde la autoridad que me concede la palabra "toooooongo" me atrevo a decirte que ese test tiene que estar más mal hecho que el mr.Potato de un niño ciego.
Así pues, te reto a hacerlo en público (ya habrá alguna partida de rol en mi casa estas navidades).
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