jueves, 27 de noviembre de 2008

148.

- Coge un papel y un lápiz.
- Aquí los tengo. ¿Qué hago ahora?
- Muy bien – carraspeó, y después de toser dos veces en su puño, continuó – Ahora dibuja un círculo, y divídelo en 8 partes. Eso es. Ahora señálalos del uno al ocho, en orden. Da igual por donde empieces o si vas en sentido horario o no, pero que se sucedan los números. Muy bien, ahora marca los siguientes puntos: borde exterior de la zona cuatro, zona interior del cuatro, zona exterior del tres, zona interior del tres; ahora marca un punto intermedio del siete y otro igual en el dos, y ve haciendo unos catorce puntos hasta que unas estos dos últimos. ¿Lo tienes? Aja, pues ahora une esa curva de puntos entre sí, y luego traza una línea entre esos del tres, y luego une esos dos del cuatro. ¿Qué obtienes?
- ¡Su puta madre!

El acompañante no dijo más, y se quedó con una expresión que se suele calificar como “estúpido”. Esperó hasta que cerró la boca, y sin darle tiempo a pronunciarse, le dijo:

- Ahí tienes el patrón.

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El hielo se movió y golpeó el elegante vaso del caro whiskey. La mano lo movió un par de veces para escuchar el alegre tintineo cristalino antes de sorber una generosa cantidad del ambarino líquido. Miró sin ningún interés especial el vaso, durante un breve instante, y dejó caer el brazo pesadamente, aún con el recipiente entre sus dedos. Las piernas cruzadas se elevaban desde la inclinada silla hasta un aparador, donde los pies descansaban dentro de sus botas. Volvió a beber otro trago, más corto esta vez, y de nuevo dejó colgando el brazo. Respiró hondo, llenando sus pulmones del viciado aire de los suburbios, y dejó que este se escapara entre sus dientes. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que salió de fiesta, y por fin parecía estar de nuevo en plena forma para arrasar. Esa noche iba a disfrutar como si fuera la última, iba a triunfar

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- Los dos turcos del otro día tenían razón para meterme un balazo en la cabeza. Durante una operación, su jefe quedó tuerto, con la lengua cortada y los tendones que movían las manos… En fin, que quedó hecho un trapo. Fue el que peor parte se llevó, después de los que murieron. La chica sobrevivió sin mayor consecuencia después de ser intervenida, quizás una fea cicatriz; el guitarrista que servía de cebo no parece que viera nada, pero sigue en un estado de shock casi catatónico, menuda crisis nerviosa que arrastra… El borracho, también muerto. Ese creemos que pudo haberle visto de cerca, pero el hijoputa de él no soltaba prenda.

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Aqua di luna crescente, un buen peinado, y unos condones en la cartera junto a un par de billetes de los grandes. Ya había acabado, y podía salir a disfrutar.
Cerró la puerta lentamente, y bajó los escalones con cuidado. Pasaba completamente de que los vecinos se enterasen de que salía, pues en su edificio parecía que todos tenían la mala costumbre de asomarse cada vez que alguien cerraba una puerta, para después salir al patio de la escalera a cotorrear.

Al salir del portal, se fijó en la apagada actividad de la calle. Los comercios comenzaban a cerrar, y los neones habían empezado a apagarse, dando a los suburbios un aspecto nocturno que solo el Sector 7 y su falta de techo había logrado casi con plenitud. Ya casi nadie parecía recordar aquella bóveda, y todo el mundo había vuelto a la normalidad después del revuelo inicial que había causado aquel gigantesco estallido que había eliminado el Sector 7 y parte de los colindantes. Buena prueba de esa actitud despreocupada era la excursión de aquella tarde de un joven rubio para practicar en moto junto con otro tipo.

Llamó a un taxi, y se subió: no quería estropear el calzado ni manchar el bajo de los pantalones con el barro que había en el camino, que era largo y cansado para los zapatos que llevaba. La bromita le costó pagar al conductor más de veinte guiles: le hubiera partido la cara si no fuera porque tenía prisa, otros planes y pocas ganas de discutir con aquel maloliente ser que de seguro trabajaba sólo para llevarle a su gorda mujer el dinero que ésta le exigía, si no era al revés y él le propinaba soberanas palizas.

El vehículo le dejó a dos manzanas de la discoteca, diciendo que él no se adentraba más por aquellas calles llenas de niñatos colocados o follados, si no ambas. Seguramente por miedo a perder la licencia si atropellaba a aquellos niños de papá.
Caminando por el Sector 2, por fin llegó a las puertas de aquel gran edificio que se levantaba al margen de los edificios: la discoteca Doors of Heaven. A sus puertas ya comenzaban a agolparse chicas adolescentes y babosos que las observaban, admirándolas como ciegas diosas que desprecian a los simples mortales que pretenden acostarse con ellas.

Treinta minutos tardaron en abrir las puertas, vigiladas por el enorme gorila de cabeza afeitada que pasada, como siempre, el detector de metales, salvo a una chica, morena habitual que tenía un piercing en sus zonas íntimas. Cuando entró por las decoradas puertas, el cargado ambiente pasó de un polvoriento aire a una atmósfera cálida, donde todo el mundo bebía, bailaba, se metía mano por todas partes o jugueteaban con los sentimientos de los demás. Se mezcló entre la gente, y en la barra se pidió un vaso cargado de vodka con limón, para acto seguido dirigirse hacia la pista de baile. Allí, en medio de la gente, estaba una chica de 19 años, de largo flequillo negro y curvas exuberantes. Tenía un top negro y un pantaloncito con tutú del mismo color, que unido a la sombra de los ojos, le daba un bonito aspecto de chica mala y prohibida. Se acercó, disimuladamente, y cuando estuvo cerca de ella se chocó, derramando parte de su bebida:

- ¡Vaya! ¡Cuánto lo siento! – dijo, con un fingido aspecto de arrepentido - ¿Te he manchado?
- No, no ha sido nada… Ten más cuidado la próxima, ¿quieres?
- Me siento mal… Venga, te invito a una copa para disculparme
- No hace falta – la chica había vuelto de nuevo a bailar, sin apartar apenas la mirada de los ojos que suplicaban invitarla – No, en serio – le dio un golpecito amistoso en el hombro, y declinó – Venga, vamos a por un cubata…

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- ¿Y dices que se escapó camuflado y luego mató a los de la ambulancia? Yo eso lo he visto en una película.
- ¿En serio? Pensé que sería más original…
- Bueno, al menos en principio tampoco nos lo pareció. Crímenes sangrientos con temática religiosa o sexual, y resultó que todo era una tapadera para que no tuviéramos idea de lo que hacía en realidad.

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Tras tres vasos bien cargados de vodka, la chica se había vuelto muy simpática, y ahora hablaba con bastante tranquilidad a su acompañante. Charlaban amistosamente, pedían otra consumición y volvían a la pista de baile, para nuevamente repetir la operación. Ya había perdido la cuenta de cuánto había bebido la chica, que en esos momentos estaba susurrándole muy cerca del oído. Como quien no quiere la cosa, de pronto la chica deslizó sus labios sobre el lóbulo de la oreja, y agarrando su barbilla, acercó sus bocas hasta que ambas se fundieron en una sola. El piercing del labio inferior de la chica morena estaba frío, y resultaba agradable al tacto mientras lo saboreaba con la lengua.
Poco a poco, se separaron, y ella, agarrando su mano, caminó hacia la salida, en donde se agarró a su cintura metiendo la mano en el bolsillo trasero de su acompañante, que a su vez pasó la mano hasta situarla en la cintura de la chica, por encima del elegante tutú.

Dos callejones más abajo, encima del capó de un coche, ella se retiró el flequillo de la cara y volvió a darle otro apasionado y largo beso, más profundo y húmedo que el anterior. Casi sin aliento, se apartaron el uno del otro, y comenzaron a juguetear con sus cuerpos. Enredaron sus dedos entre los botones de la camisa, y ella besó su cuello. Encima del top, la boca hizo que el pezón se marcara con su forma redondeada, y el abrazo fue infinito y lleno de pasión. Sacó su cartera del bolsillo, y ambos quedaron desnudos casi por completo.


Pasó un largo rato, cuando unas calles más allá alguien vitoreó y aplaudió al gemido de la chica. Acarició su mejilla derecha, y volvió a besarla, más suavemente, y se fijó en la sonrisa que ella exhibía. Sonrió también:

- Me encanta tu pelo, no sé si te lo había dicho antes – la chica acarició la mano, y continuó elogiando su figura – Ha sido fantástico.
- Sí… Me va a dar pena hacer esto.

Colocó la mano izquierda sobre la sien derecha de la chica, y sin previo aviso golpeó la mejilla derecha de la muchacha, arrancándole la mandíbula inferior ante su mirada, que representaba un dolor atroz. Hizo un ademán de removerse, posiblemente para escapar, y hubiera gritado pidiendo ayuda si hubiera tenido lengua, pero el agresor y antiguo amante fue más rápido y agarró su cuello, que no pudo soportar la fuerte presión y se quebró con un crujido que resonó cuando el cuerpo cayó, inconsciente, contra el capó del coche.

- Hora de trabajar.

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- ¿Qué ha ocurrido allí?
- ¿Alguien sabe qué ha pasado? ¿Por qué hay tanto ruido? Seguro que algún crío ha hecho saltar la alarma de algún coche
- Pues por allí parece haber humo

Algunos de los clientes del “Doors of Heaven” habían salido a tomar el aire o simplemente a continuar con sus instintos reproductivos, y cual fue su sorpresa al encontrarse con que la alarma de un coche atronaba escandalosamente, apenas unas calles más allá de distancia. Pero mayor fue todavía cuando un inmenso humo negro apareció del mismo sitio.

Unos cuantos curiosos se acercaron, y no fueron pocos los que gritaron, chillaron o vomitaron: era una de las escenas más grotescas, si es que algo no lo era en aquella ciudad, que se habían visto en mucho tiempo.

En la pared del fondo, un cuerpo semicalcinado y colgado con clavos de la pared se cocía junto a unos bidones llenos de gasolina y papel quemados. Le faltaba la mandíbula, y habían sujetado su espalda con cuerdas que sobresalían y se ramificaban, ardiendo lentamente y dando el aspecto de alas ígneas para un ángel oscuro. En el suelo, crepitaban unas azuladas llamas producto de los hidrocarburos, otorgando unas gigantescas sombras que se proyectaban en el callejón como figuras acosadoras, poderosas e intimidatorias; aún podían verse los ojos oscuros sin párpados, mirando fijamente a los curiosos que se agolpaban para salir. Encima de su cabeza, grabado a fuego, estaba escrito el fatídico mensaje:


“Madres, esconded a vuestras hijas. Frank Tombside ha vuelto”

8 comentarios:

Astaroth dijo...

Este es un relato que llevaba tiempo pensando, y que ha ocupado menos de lo que quería. Me he dejado muchas cosas en el tintero, y no me ha pillado en un momento propicio para escribirlo, así que no negaré que en una semana o semana y media no haya cambiado.

Necesito destripadas, que me lo valoréis con una nota... Necesito saber qué puedo cambiar, qué ha gustado...

Premio para el que adivine a qué película se refieren Edward y Jerry.

dijo...

Me jugaría el cuello a que es "El Silencio de los Corderos", pero no estoy seguro del todo.
En cuanto al relato, viéndote extresado estos días me esperaba algo más largo y con más chicha(con chicha me refiero a desvelar algo más de Tombside).
Pero me ha gustado.
¿Cuantos vamos a intentar hacer el dibujo del círculo para ver qué es? xd

Lara LI dijo...

Jooooder, el tal Tombside da mil veces más miedo que cualquier otro de los divertidos psicópatas que hacemos pasear por Midgar... el tío está realmente cuerdo, que es lo que más miedo da. Sigue una planificación retorcida y oculta con la que pretende lograr algo, vaya uno a saber qué, y para taparla usa el disfraz de un asesino en serio de temática sexual-religiosa. Realmente audaz, el personaje.

Me gusta. Mucho. ¡La verdad es que es todo un currele!

Irvin dijo...

Yo también quisiera un dibujo del circulo, que me he perdido en algún momento.

Me ha gustado bastante el relato, aunque se ha quedado corto en cuanto a "desvelar cosas de la trama", porque no es que hayamos descubierto nada muy nuevo, y viendo la velocidad con la que avanza la historia te podrías permitir más spoilers.

Me ha hecho gracia que te acordaras de la chica del piercing XD apareció ya hace mucho tiempo...

Astaroth dijo...

¿La chica del piercing? ¿Acordarme? Pero si es completamente nueva, la otra chica está trabajando de prostituta para Carl, y se quedó como personaje de One Shot.

Me hubiera permitido más spoilers, sí... Pero no es cuestión de adelantar acontecimientos... Ahora xD

Ukio sensei dijo...

Bueno, por lo menos Tombside tiene cara. Es un avance.

Por cierto, queda un tanto feo ese "declinó" que dices al insistir al ofrecer el cubata. "Declinar" significa "rechazar".

Por lo demás, queda ver como siguen las cosas. Recuerda que lo malo de jugar a dar info con cuentagotas, es que las dosis han de ser regulares.

Lectora de cómics dijo...

Pues algo más de chicha sí podrías soltar, porque sí, Tombside ha vuelto y asistimos a su crimen en riguroso directo (zomg!) pero no ha terminado de acojonarme la situación, le ha fatlado algo que te haga decir "su puta madre!", también puede ser porque no estuvieras al 100% para escribir.
Aún con todo, alegra saber que Tomby vuelve a pasearse por Midgar y que los taxistas se la pegan XDD

Astaroth dijo...

Ya sabéis: volved taxistas a vuestros personajes.